miércoles, 27 de octubre de 2010

Primer número en la calle


El primer número de La Callejera ya está en la calle. Buscalo en los ómnibus, en las plazas, en las esquinas de la ciudad, o tal vez un vendedor te visite en la puerta de tu casa. Con sólo $ 25 (de los cuales $ 15 son para el vendedor) podés disfrutar de 32 páginas de una lectura entretenida y a la vez comprometida. Algunos contenidos del primer número:
  • No estamos locXs. Sabemos lo que queremos. Protesta mundial contra la patologización de las identidades trans (travestis, transexuales, transgéneros). Por Bárbara Corneli.
  • El 25, el 26 y la 20. Una visita a la Seccional 20 del PCU en el fin de semana del patrimonio. Por Javier Russo.
  • Liberarse en silencio. El aborto voluntario es una realidad en Uruguay. La Callejera trasunta los ángulos de este tema puntiagudo. Por Azul Cordo.
  • ¿Qué tiene de malo ser incivilizado? Una nueva aproximación al debate sobre la prehistoria del actual territorio uruguayo. Por Gonzalo Figueiro.
  • Hombres al frente. Arquitectura corporal y masculinidad. El cuerpo es visto y leído a partir de esquemas polares, que construyen una verdadera arquitectura corporal de valores. Por Ruben Campero.

Descargá gratis el número 1 de La Callejera aquí (alta res.) o aquí (baja res.)
pero si lo ves en la calle compralo!!!

viernes, 22 de octubre de 2010

Vecina de la calle y amiga de la vida

Por Gabriela Fernández

Beba hizo del barrio su casa. De estatura media, no muy gruesa, con la piel arrugada y curtida por el sol,  conservó siempre los rasgos suaves de su pequeño rostro. Unos vivaces ojos claros, ocultos tras los párpados caídos, estaban siempre alerta a los peligros de la calle. Las cicatrices de sus piernas, marcaban un pasado de poca salud. Su vestimenta habitual era un pañuelo atado a la cabeza, camisa blanca y pollera larga de flores.
Muchas son las historias que pretenden explicar por qué esta maestra fue a parar a la calle. Algunos cuentan que su familia la abandonó; otros que, a consecuencia de la muerte de su único hijo, perdió la razón. Lo cierto es que poco a poco, con unos trozos de cartón y otros de madera, armó su casa.
Apoyada contra un árbol y rodeada de plantas, la precaria vivienda soportó el azote de varios temporales ante los ojos incrédulos de la vecindad. La rodeaban pizarrones donde ella, en plenos ataques de esquizofrenia, con una letra redonda y pareja, escribía mensajes a seres que sólo existían en su mente.
En la madrugada, se escuchaban gritos: era Beba peleando con estos individuos imaginarios, como el Quijote con los molinos de viento. Por la mañana bien temprano, como si nada hubiera sucedido, se la veía caminar con un balde lleno de agua; prolija como pocos, todos los días lavaba su ropa. Más tarde, las prendas colgadas en la cuerda, eran testimonio de la tarea; el olor a jabón y sol inundaban el aire.
Algunos días se la veía conversar en el banco de la plaza con una mujer; dicen que era un familiar que le alcanzaba dinero.
En varias oportunidades las autoridades la llevaron de allí. Pero ella, fiel a su sentido de pertenencia, y sin saber cómo, volvía al barrio; con el tesón de las hormigas reconstruía su rancho. Así, durante años.
Pero un día, primó el sentido común; entonces, se la llevaron para siempre.
Hoy, cuando miro la palmera vacía, veo a Beba, y pienso en esa mujer que no encontró un sitio adecuado en el mundo. No sé dónde está, ni si vive aún; lo único cierto es que el lugar donde fue feliz es esa esquina, justo allí, enfrente de mi casa.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Presentación de La Callejera

La Callejera está saliendo. Brota entre el adoquín sucio y su tallo se afirma entre el barrial. La Callejera recorre avenidas, diagonales y callejones sin salida; se queja, tiene memoria y lucha con alegría. Trasunta la ciudad sobre los zapatos y championes de hombres y mujeres que no tienen un techo propio, que duermen en la calle, que duermen en refugios; también es vendida por los radialistas de Vilardevoz, por desocupados o subocupados, por personas que necesitan el mango diario.
La Callejera es una revista a la que se le pegotearon un montón de letras que transportan ideas. Las ideas vienen de uruguayos, de inmigrantes que residen en esta orilla, de mexicanos, argentinos, alemanes, y todas las puertas del instante siguen abiertas para que se sumen otras voces y para que otros ojos nos lean.
Cada vendedor autorizado de La Callejera pasará por la puerta de tu negocio o de tu casa, te cruzará en el ómnibus o en una esquina, y cuando le compres una revista a 25 pesos, 15 son para su bolsillo.
Gracias por sumarte a este proyecto colectivo, comunitario y comunicacional.
Nos cruzamos cada mes, en la calle.

Mariela Etchart

Cuando estábamos terminando la salida del primer número de La Callejera nos enteramos del fallecimiento de nuestra compañera.
Mariela se vinculó a FactorS con la intención de colaborar con el proyecto y desde entonces, mes a mes, estuvo en las páginas de la revista. Las temáticas de sus artículos siempre fueron la situación de los sin techo y los excluidos en general, temas a los que no podía ser indiferente. Sólo los embates de una grave enfermedad la hicieron alejarse por algunos números de la revista.
En setiembre escribió sobre los 12 reclusos muertos en la cárcel de Rocha.
A partir de ahí su estado de salud le impidió seguir escribiendo en la revista, aunque siempre mantuvimos el contacto.
Estaba motivada con la salida del primer número de La Callejera, creía en el proyecto y quería ser parte de él; lo será por siempre.
Equipo de La Callejera

Solidaridad con la Cooperativa de Clasificadores La Resistencia

La Resistencia es una cooperativa en formación integrada por clasificadores y clasificadoras de residuos de la zona de Casavalle. En este momento la cooperativa necesita su colaboración para poder reparar una camioneta que utilizan en la recolección de residuos. No contar con este vehículo para trabajar les está significando no poder lograr el sustento diario para sus hogares, además de varios inconvenientes económicos y la imposibilidad de seguir construyendo una experiencia de trabajo colectivo.
Han realizado varias gestiones a distintos niveles pero no han tenido ningún resultado. La Callejera se suma al pedido de la cooperativa buscando la solidaridad de los lectores para conseguir los $ 7.000 que cuesta la reparación de la camioneta.
Donaciones: Red Pagos nro. 23850