domingo, 16 de enero de 2011

Daniel Viglietti: Navegar es necesario

Por Jörn Fischer con la colaboración de Azul Cordo

El cantor y compositor uruguayo volvió a pisar tierras germanas luego de veinte años. Tras el concierto brindado en la ciudad de Colonia, a orillas del río Rin, dialogó con nuestro corresponsal en Alemania sobre esta breve e intensa gira europea, los riesgos de cantar canciones, los juicios a represores que se adeudan en Uruguay y la pasión por la radio.

"Una gira pulmonar”, así define Daniel Viglietti las presentaciones europeas que decidió hacer durante octubre pasado en Francia y Alemania. “La organización fue hecha a pulmón, desde conseguir los pasajes, hasta las estadías y los sitios para tocar”, comenta emocionado.
El músico presentó en París un espectáculo en homenaje a su amigo y compañero Mario Benedetti, un concierto multimedia con imágenes del poeta y música en vivo,el mismo que realizó en el Sodre (Montevideo) unos meses atrás, y que promete repetir con entrada libre o económica. Luego visitó Alemania, dos décadas después de haber dejado esos paisajes que fueron su refugio en el exilio.

El recital en Colonia se tituló “Cantar opinando siempre tiene sus riesgos” y Viglietti comparó los riesgos de cantar opinando hoy respecto de ejercer el oficio durante una dictadura. “En otras épocas, los riesgos podían hacer poner en juego la vida de muchas personas, no sólo de los cantantes. Pero si pensamos en cantantes u otros artistas que pusieron su vida en peligro, podemos nombrar a Víctor Jara, Ramón Castillo o Roque Dalton, tantos poetas y cantores que sufrieron la represión y dieron la vida. En los tiempos actuales, los riesgos son otros: la desmemoria, el olvido, el perder modos de pensar, desandar caminos de alguna manera”.

Usted pagó un precio muy alto también, con la prisión y luego el exilio de Uruguay hacia Europa. ¿Siempre estuvo conciente de los riesgos que corría o tuvo inocencia?
No tuve inocencia, pero tengo conciencia de que hubo gente que puso su vida en riesgo más que yo. Y siempre pienso que hay que seguir remando, navegando hacia delante. Recuerdo aquella frase que aparecía en el semanario Marcha que decía: “Vivir no es necesario. Navegar es necesario”, por los que están y los que no están.

Hay unos versos en la ya clásica canción “A desalambrar” que dicen: “Si molesto con mi canto a alguno que vino a oír…”. ¿Quiénes serían hoy en día los que no quieren oír su canto, pero que sí sería necesario que escuchen?
El verso original decía “Si molesto con mi canto/ a alguno que ande por ahí/ le aseguro que es un gringo/ o un dueño del Uruguay”, pero Víctor Jara y otros compañeros en otras latitudes le pusieron “a alguno que vino a oír” para poder decir después “a este país”, quedando finalmente: “Si molesto con mi canto/ a alguno que vino a oír/ le aseguro que es un gringo/ o un dueño de este país”.
Siempre hay sectores de poder, que están muy confusos o engañados, que deberían oír; y no estoy hablando de latifundistas o imperios, porque de esos se sabe que son muchas las cosas que podemos hacer en sentido crítico los trabajadores culturales y que seguro les molestarán. Me refiero a otros, a la gente sencilla que está confundida y que tiene que hacer un proceso de maduración.
Las últimas dos elecciones que se ganaron en Uruguay, se ganaron porque hubo gente de sectores tradicionales que cobró un cierto nivel de conciencia y cambió su voto. Ese proceso se sigue dando y ojalá se siga dando. Hay que seguir teniendo esperanza.

Durante el concierto, el cantautor recordó el apoyo que tuvo por parte de los artistas europeos durante su exilio, que le facilitaron su pasaporte y los papeles para poder quedarse en Alemania, además de brindarle fuertes lazos de amistad que se conservan todavía.
Viglietti forma parte de la Coordinadora Nacional por la Nulidad de la Ley de Caducidad. Poco más de un año pasó desde las elecciones presidenciales de 2009, donde también se votó para anular dicha ley, el músico reflexionó sobre el SÍ que no se obtuvo por una mayoría ínfima.

La votación para anular la Ley de Caducidad fue un fracaso en las elecciones de 2009, y ahora el gobierno está estudiando un proyecto interpretativo de la ley, ¿qué opinión le merece esta situación y qué le diría a los gobernantes?
Creo que si bien se perdió el voto contra la Ley de Caducidad, no fue un fracaso propiamente dicho, sino el resultado de las dudas que hubo en ciertos sectores frenteamplistas de apoyar esa campaña. Se la apoyó tardíamente, y eso tiene que contarse como un error, no como una casualidad. Y, a pesar de todo, fuimos un millón y medio de uruguayos que apoyamos esa campaña y votamos. Por otra parte, cuando una ley es infame y defiende al fascismo, no hay manera de seguir justificando su existencia en la legislación.
Deseo que la ley sea anulada cabalmente, que no haya ningún subterfugio, ningún pacto, ninguna negociación. Los responsables del daño tremendo que se hizo en Uruguay, como también ocurrió en otros países de América Latina, deben pasar por la Justicia y tienen que ser señalados por quienes los pueden señalar.

Dando testimonio en tiempos difíciles, poniendo melodías a la lucha cotidiana y picapedreando en forma continua para ajustar acordes y mensajes, Viglietti afirma que “hay que trabajar mucho la canción”.
Además escucha nuevos músicos y nuevas músicas de todos los ángulos mundiales, para enriquecer el Tímpano, programa que tiene en radio El Espectador desde hace años.
“Trato de escuchar nuevas bandas uruguayas y de los lugares donde puedo viajar, para incorporarlos a mi programa de radio. La vida no me da para oír y conocer a todos los que quisiera, pero a través de la radio quiero difundir el material al que accedo”.
Después de cada viaje, de cada gira, el compositor vuelve a Uruguay “a seguir trabajando con esperanza y profundizando el cambio”, dice mientras invita a seguirlo, citando los versos: “Tenemos que ir cambiando este cambio nuestro”.

Jörn Fischer es corresponsal de La Callejera en Alemania.
Publicado en La Callejera nro. 3, enero-febrero 2011.

1 comentario:

  1. Qué grande Viglietti, "a desalambrar a desalambrar", la escuchaba mi padre cuando yo era chico, ahora trabajo en unos hoteles en Huatulco y siempre pongo los discos de Viglietti en la música funcional. Soy uruguayo, demás está aclararlo. Viglietti, un sentimiento.

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