domingo, 16 de enero de 2011

Sacar la comunicación a la calle

Por Azul Cordo

El 14 de diciembre La Callejera realizó la Mesa de diálogo “Comunicación (y) Exclusión” en la Casa Bertolt Brecht, donde se debatió y reflexionó sobre cómo influyen los grandes medios en la construcción de las identidades de distintos colectivos sociales y, a su vez, cómo los medios alternativos ayudan a transmitir los mensajes que queremos decir.


La Callejera: construyendo una nueva identidad. Y ahí estaban integrantes e invitadxs, todxs como lo mismo: participantes de un nuevo proyecto, o de la renovación de un proyecto. “Queremos trabajar con distintos colectivos que sufren situaciones de exclusión social: personas sin techo, clasificadores de residuos, pacientes psiquiátricxs, usuarixs de refugios, migrantes, trans, desocupadxs crónicxs”, explicó el redactor responsable de la revista, Gonzalo Gutiérrez.

“Tejer redes con distintos grupos que están en la misma sintonía que nosotrxs y abrir espacios en la revista para que esos colectivos puedan expresar su voz es uno de los principales objetivos que tiene La Callejera”, agregó.
“Entendemos que la revista, como medio de comunicación alternativo, puede ayudar a revertir la imagen que gran parte de la sociedad tiene de distintos colectivos que necesitan y que quieren expresar sus ideas, y además es una herramienta para personas viviendo bajo situaciones de exclusión, permitiéndoles recuperar sus vínculos y tener un ingreso de dinero para sobrellevar un momento crítico”, concluyó Gonzalo.

Construir (un) nosotros
Héctor “Barra” Brum llevaba prácticamente un día sin dormir: el lunes había estado con la familia y desde la tarde comenzó su jornada laboral en la cooperativa, que se extendió durante toda la madrugada. Al mediodía, una reunión asamblearia y luego otra reunión más. Terminando su día en la Casa Bertolt Brecht, contando su historia, antes de volver a su barrio, Casavalle, para cenar con su mujer y sus hijos.
“Mi oficio es cortador de calzado, pero desde la crisis de 2002 me quedé sin empleo y no pude volver a conseguir un puesto laboral referido a eso. Salí a juntar con un carro que mis compañeros me enseñaron a usar y me enseñaron los trabajadores del vertedero (Usina 5) que actualmente es Cofeca (Cooperativa Felipe Cardozo)”, arrancó presentándose, con voz áspera y profunda.
Ahora es miembro de la cooperativa de clasificadores La Resistencia, ubicada en Aparicio Saravia 4877, donde funciona un EcoPunto de la Intendencia de Montevideo que está siendo usado en comodato por este grupo compuesto de ocho varones y dos mujeres.
“Apostamos al Circuito Limpio (CL). No importa cómo lo llamemos –colecta selectiva, clasificación en origen o ahora circuito limpio–, lo importante es el rol que cumple. En la planta de clasificación las condiciones de trabajo son más dignas que estando arriba de un carro, porque contamos con agua caliente y fría, tenemos luz y piso de hormigón, y potenciamos el CL trabajando a diario con los vecinos”, explicó.
La Resistencia trabaja desde el año pasado con el CH 82, un complejo de viviendas habitado principalmente por personas adultas mayores. Primero tuvieron una reunión con la comisión directiva y luego con los vecinos, “quienes en ese primer encuentro nos trataron de chorros”. Sin embargo, la continuidad de las reuniones generó un vínculo fluido que permitió la organización en conjunto de los festejos por el Día Mundial del Medio Ambiente en el barrio.
Aunque en la actualidad sigue funcionando el CL en el CH 82, Brum señaló que no es fácil reproducir la experiencia en otros lados porque exige “cambiar toda la cultura referida a los residuos y a la relación de la gente con la basura”.
“La basura no es basura y todo es reciclable”, indica como primer axioma de trabajo, pero cuesta que este mensaje se extienda a toda la población.
Cómo los reflejan los medios. “A nosotros nos nombran como ‘pichis’ o ‘hurgadores’ y hurgar no es una mala palabra, pero hurgan los chanchos y las ratas; nosotros usamos las manos para trabajar”, reivindica.
“La prensa grande habla de un clasificador cuando se le desboca un caballo o cuando se produce un accidente de tránsito; pero no hablan de que nuestro gremio reconstruye la cadena productiva, permitiendo que se reutilice materia prima que muchas industrias tiran y muchas intendencias entierran sin reciclar”, sostuvo Brum.
“Podemos llenarnos la boca hablando de Circuito Limpio y reuniéndonos con el Mides o con la Intendencia, pero la clave es informar a los vecinos boca a boca, con reuniones, empezando desde abajo y aclarando lo básico: que cada uno tiene que separar lo húmedo de lo seco, nada más, el resto lo hacemos nosotros”, remató.
Como cooperativa también participan en otras instancias colectivas como radios comunitarias, sus miembros hacen difusión y brindan entrevistas en periódicos y publicaciones barriales que abarcan los zonales 10 y 11, “porque lo importante es comunicar que otras cosas se pueden hacer”.


La radio con voz
Jueves: se toman decisiones. Se junta el colectivo para pensar con qué hacer acuerdos y con qué no. Hay alfabetización digital, para poder escribir por sí mismos los mensajes, las ideas. Viernes: producción del programa. Sábado: fonoplatea. Apoyo. Nos escuchamos entre todos. Presencia de vecinos, de radialistas, de equipo.
La radio empezó dentro del hospital. Ahora está ahí y en el barrio, en congresos de salud mental y de radios comunitarias de América Latina.
Los locos sí tienen cosas para decir, cosas interesantes para decir, y tienen el mismo derecho que todos a la Comunicación. Pueden producir discursos sobre cómo perciben la realidad desde el colectivo, denunciando los males del mundo, pero también haciendo poesía y contando lo lindo del mundo.
No es un espacio catártico. La radio es un nosotros, donde hay laburo de todos los participantes. El objetivo más político es que estas voces salgan al aire, cruzando la espontaneidad con una producción previa. Siempre se trabaja en equipo, donde no tienen miedo a tomar decisiones políticas.
Construir el mensaje. ¿Quién nos escucha? ¿Cómo llegamos a tu oído? Caminando el barrio. Puerta por puerta, folleto en mano. Asociándote a la radio. Desembarcamos en la plaza de tu zona o en tu facultad. Y sintonizando la radio por Internet.
Desmitificar la locura. La voz anda suelta, cazando micrófonos libres en el estudio abierto.
Algunas de las ideas que expresó María Viñar, integrante del Colectivo de Radio Vilardevoz.

Cómo vender una alternativa
En el ómnibus hay que luchar contra las caras tristes, aburridas e indiferentes de corta y media distancia. Ocho años atrás comenzaba este trabajo diario, y llegó a vender 998 revistas en un mes.
“Un ingreso interesante”, indicó Milton Pereira, mientras recordaba cómo Alberto Hein lo invitó a vender la revista Factor S arriba de los transportes de pasajeros, venciendo la vergüenza con un discurso sólido y convincente.
“Cuanto más reticente es el rostro, más me acerco a esa persona para convencerla”, afirmó; aunque –nobleza obliga– también contó que “hay gente que ha comprado la revista y que me dice No hay revista como ésta”.
Hoy no sólo vende La Callejera, sino que forma parte del equipo de la revista, y trabaja palmo a palmo para que esta idea crezca y para que se sumen más vendedores y vendedoras.
“Siendo parte de la revista recuperé a mi familia, mis amigos y la confianza en mí. Y para rescatarse la clave es tener una fuerte autodeterminación”, remarcó.

A quien corresponda
Quedan preguntas e ideas flotando. Hasta el momento no han recibido apoyo de los grandes medios, sino estigmatización, y hay que buscar alternativas para revertir los mensajes masivos.
Deseamos incidencia de la locura en las políticas públicas, tras entrevistar a referentes políticos de distintas instituciones gubernamentales.
Queremos multiplicar estas letras pegoteadas y oír cada vez más lectores.
Una cuestión se planteó seria: ¿para qué queremos salir “a lo grande” y formar parte de los titulares de los medios grandes? No hay una meta central que pase por ahí, pero lo que sí quedó formalizado como pedido es que si van a hablar de nosotrxs –estos colectivos que venimos a ser–, lo hagan desde el respeto y reproduciendo las ideas, los deseos, las personas que somos, y no que reproduzcan una imagen que no es la que se refleja en el espejo, sino el reflejo falso que arman las letras de molde o las pantallas XL.

Azul Cordo es periodista e integrante del equipo de revista La Callejera.
Fotos: Eduardo Varela.
Publicado en La Callejera nro. 3, enero-febrero 2011.

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